La otra cara de WhatsApp: cómo los grupos pueden generar sobrecarga mental

Estar de modo constante conectados a dispositivos electrónicos puede acarrear estrés, ansiedad o dificultades para dormir

Tecnología

La hiperconectividad y la inserción en grupos de WhatsApp está generando problemas de ansiedad, merma de la atención, interferencias en la calidad de las relaciones sociales y dependencia tecnológica.

Establecer límites claros, gestionar notificaciones, dar prioridad a grupos importantes, desconectarse y buscar apoyo profesional, son algunas de las medidas que los expertos advierten para reducir el impacto de la hiperconexión digital.  

Probablemente mientras lee este artículo, una notificación de un grupo de WhatsApp en el que está incluido le distraiga por varios segundos y, quizás más adelante, sean otros los mensajes de más grupos, los que le podrían generar ansiedad por conocer que es lo que están expresando o le desean dar conocer, desde una opinión, una imagen, un meme o un video, algunos quizás sí importantes, y otros que no tienen ninguna relevancia, pero que sí le ocupan parte de su tiempo.

La era de la hiperconexión digital

Se habla de “hiperconexión digital” para referirse al hecho de estar constantemente conectados a dispositivos electrónicos, como teléfonos inteligentes, ordenadores o tabletas, a través de internet y aplicaciones como redes sociales, correo electrónico o mensajería instantánea. Este fenómeno implica una disponibilidad permanente para recibir y responder mensajes, participar en grupos o consumir contenido en línea.

Incluso se sabe de casos de personas que han acudido al psicólogo debido a ansiedad persistente y dificultad para concentrarse, derivadas de estar participando en más de 15 grupos de WhatsApp, pues parte de su comportamiento les llevaba a estar pendientes del móvil casi todo el día, incluso durante reuniones o antes de dormir, lo que afecta severamente su calidad de vida.  

Y es que, pese a que esta “hiperconexión” facilita la comunicación y el acceso a la información, también puede generar una sobrecarga mental al no establecer límites claros entre el tiempo personal, laboral y social. Este exceso de conectividad está vinculado a problemas como la ansiedad, la dificultad para desconectar, la disminución de la atención y la dependencia tecnológica. A nivel social, puede interferir en la calidad de las relaciones interpersonales, reemplazando interacciones cara a cara con conexiones superficiales.

Grupos de WhatsApp y sobrecarga mental

Unirse a un grupo de WhatsApp puede resultar muy útil, dependiendo del propósito que se persiga y cómo se gestione. Entre las ventajas que aporta estar en una de estas agrupaciones destaca la facilidad para coordinar actividades, compartir información de manera rápida y mantener el contacto con familiares, amigos o compañeros, especialmente en contextos laborales o educativos, además, unirse a ellos también puede reforzar el sentido de pertenencia y mantenerse actualizado.

No obstante, también surgen inconvenientes como la sobrecarga de mensajes que puede generar estrés y la sensación de obligación constante, en especial si los participantes no respetan horarios o límites. También puede haber malentendidos debido a la falta de comunicación no verbal y conflictos por temas irrelevantes o fuera de lugar.

Asimismo, los grupos mal gestionados pueden ser una fuente de distracción que dificultan la concentración en tareas importantes. El impacto de estos aspectos dependerá de la personalidad, el estilo de vida y los límites que cada persona establezca.

Beatriz González, psicóloga y neuropsicóloga con más de 20 años de experiencia, directora de Somos Psicólogos en la ciudad de Madrid, explica que estar en demasiados grupos de WhatsApp (u otros servicios de mensajería o redes sociales) puede generar una sobrecarga de estímulos y expectativas que afectan la salud mental, el rendimiento laboral y las relaciones personales. A nivel mental, el bombardeo constante de mensajes puede provocar ansiedad, dificultad para concentrarse en algunas tareas, imposibilidad de desconectar del grupo y el ya conocido fenómeno de la "infoxicacion". 

En el ámbito laboral, pertenecer a muchos grupos puede interferir en la productividad. La necesidad de revisar mensajes o responder de inmediato en ocasiones termina por fragmentar el tiempo de trabajo, generando sensación de agotamiento. También puede fomentar una cultura de hiperdisponibilidad, donde los límites entre el tiempo laboral y personal se diluyen.

“En las relaciones interpersonales, estos grupos pueden generar conflictos, ya sea por malentendidos, falta de respuesta o por sentirse obligado a participar en conversaciones que no interesan (o por no haber participado). La hiperconexión puede incluso reducir la calidad de las interacciones cara a cara, ya que se priorizan las digitales… esto es muy frecuente de observar, cuando se ve un grupo de personas en las que todos están pendientes del móvil y apenas interactúan entre sí. Es por esto que resulta tan importante establecer límites claros y participar solo en grupos necesarios para minimizar estos impactos”, afirma la experta.

Cómo la edad y el estilo de vida influyen en el uso de WhatsApp

Según la neuropsicóloga Beatriz González, la edad y el estilo de vida influyen de modo significativo en la predisposición a participar en este tipo de grupos. “Los jóvenes suelen tener una mayor predisposición a unirse a múltiples grupos, ya que están más acostumbrados a la comunicación digital y la utilizan como herramienta principal para socializar y coordinar actividades. Por otro lado, las personas mayores pueden preferir grupos más limitados y específicos, como familiares o de interés particular, debido a un uso más práctico y menos intensivo de la tecnología”, comenta.

A su vez, el estilo de vida y necesidades de cada persona desempeñan un rol clave en este tema. Personas con rutinas ocupadas o roles laborales que requieren una alta conectividad, como ejecutivos o freelancers, suelen estar en más grupos relacionados con trabajo o redes de contacto.  

Rol del Administrador

El administrador de un grupo desempeña un papel clave en la dinámica del mismo, y debe actuar como moderador para garantizar una comunicación fluida y respetuosa. Su principal misión debe ser establecer normas claras desde el inicio, como definir el propósito del grupo, los temas permitidos y los horarios apropiados para interactuar, pues esto ayuda a prevenir la acumulación excesiva de mensajes y posibles conflictos.

Además, debe actuar como moderador, interviniendo de manera neutral si surgen malentendidos o tensiones entre los participantes, velando por que se mantenga un ambiente de respeto mutuo. En este sentido, puede ser muy útil que filtre información irrelevante y, en grupos grandes, mantenga el foco en el objetivo inicial del grupo, evitando desvíos innecesarios.

En última instancia, el administrador también debería fomentar la inclusión, asegurándose de que todos los miembros se sientan atendidos, valorados y que el grupo no se convierta en una fuente de estrés para sus integrantes. Esto último, sin embargo, es mucho más difícil que simplemente establecer una serie de normas de participación, y requiere de una involucración mucho más activa.

¿Cómo resolver las dificultades derivadas de la hiperconexión digital?

Para la psicóloga Beatriz González, “si la participación en grupos comienza a generar problemas y nos damos cuenta de que empiezan a aparecer síntomas como ansiedad, estrés o problemas de sueño, es importante tomar medidas para reducir su impacto”. Para contrarrestar estos problemas, ella propone las siguientes estrategias: 

  • Establecer límites claros: Es imprescindible tener espacios de desconexión, por lo que hay que dedicar horarios específicos para revisar los mensajes, evitando hacerlo en momentos de descanso, como antes de dormir. 
  • Gestionar las notificaciones: Para evitar la sensación de intromisión constante, puede ser muy útil silenciar algunos grupos o desactivar las notificaciones, lo que nos ayudará a reducir la sensación de urgencia constante. 
  • Priorizar los grupos relevantes: No todos los grupos o conversaciones en los que participamos son igual de importantes, por lo que deberíamos plantearnos participar solo en aquellos grupos que sean realmente necesarios, dejando los demás. 
  • Practicar la desconexión digital: Abundando en la primera estrategia que ofrecía, puede ser conveniente incorporar en nuestro día a día actividades offline, como ejercicio, meditación o tiempo con amigos y familia, para desconectar del entorno virtual. 
  • Buscar apoyo profesional: Cuando, a pesar de haber intentado estas estrategias u otras similares, los síntomas persisten y afectan la calidad de vida, recomendaría consultar con un psicólogo para aprender técnicas y herramientas específicas de manejo del estrés, más personalizadas a cada caso concreto que estas que aquí ofrezco a nivel más general.

Finalmente, se subraya la importancia de gestionar adecuadamente el uso de las aplicaciones de mensajería y redes sociales para prevenir efectos adversos en la salud mental y social y lograr que el uso de la tecnología sea beneficioso.

Si desea contactar a la experta, puede hacerlo vía www.somospsicologos.es

     

Créditos de imágenes: fotos de hiperconexión creadas por estrella de katemango en Freepik y por LuzIA

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