Continuamos con el análisis del documento Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, dice ser un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad
Aprobado en septiembre de 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y que hoy en día presenta desafíos a los gobiernos del hemisferio.
Por: Sergio Hernández Chalarca, Especialista en marketing estratégico y Copywriter profesional para agencias de publicidad, marketing y relaciones públicas.https://www.linkedin.com/in/sergio-hernandez-copywriter/
No podía faltar un tema estratégico como la educación. En el numeral 4 Educación de calidad, las áreas tradicionales del conocimiento se dan por asumidas. Hoy la Agenda 2030 nos plantea una parrilla de temas alternativos que alejan a los estudiantes de la región de aquellas competencias que reúnen los estándares exigidos por las pruebas internacionales. Hoy en nuestras aulas se habla de desarrollo sostenible, derechos humanos, igualdad de género, promoción de una cultura de paz y no violencia, y ciudadanía mundial.
Precisamente, el ítem “ciudadanía mundial” ha implicado en muchos países una apertura misericordiosa y masiva de fronteras para refugiados y migrantes. Esto podría explicar los flujos migratorios descontrolados con la consecuente pérdida de soberanía y la aparición de factores de riesgo como el terrorismo internacional que ya lo vive el continente europeo gracias al conflicto entre Israel contra facciones islámicas terroristas apoyadas por el gobierno de los Hayatolas de Irán o el continente americano con el tránsito de migrantes en forma caótica desde las selvas del Darién colombiano hasta la frontera sur de los Estados Unidos (500 mil migrantes en total a julio de 2023).
En nuestros países en desarrollo, la ciudadanía mundial es un lujo que pocos se pueden permitir e implica un escenario de explosión fiscal porque los gobiernos deben asignar cuantiosos recursos para atender las necesidades de una población de refugiados que exige soluciones en materia de empleo, vivienda, alimentación y educación. Por ejemplo, el gobierno socialista colombiano dispuso de una partida para subsidiar el acceso a vivienda a migrantes venezolanos en detrimento de un déficit habitacional cualitativo que para 2021 alcanzaba el 23,5% (viviendas con deficiencias no estructurales) para los ciudadanos locales.
Por su parte, el objetivo 8 nos habla de ´trabajo decente y crecimiento económico´. Plantea una protección especial para los “trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios”. Lo anterior si bien corresponde a un propósito altruista y generoso, no se sugieren pautas claras que propendan por proteger y dar prelación a la mano de obra local de cada país, que se ve obligado a sostener con sus impuestos todo el andamiaje de atención y bienestar social de la población nueva que se exige desde la Agenda 2030 y tampoco se plantean estrategias de crecimiento económico para el mejoramiento de las cadenas productivas, que permitan acoger en forma digna a los millones de trabajadores que genera la apertura de fronteras exigida por la Agenda. Se trata entonces de una inclusión forzada que ocasiona desequilibrios en las economías, las culturas, los sistemas sociales, la producción de alimentos y la capacidad fiscal gubernamental de los países receptores.
El anterior objetivo se cruza peligrosamente con los objetivos 10 y 11 porque nos hablan de reducción de las desigualdades mediante la promoción de la migración y la movilidad ordenadas, y las ciudades y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Como consecuencia se configura una presión sobre las zonas fronterizas que demandan cuantiosos recursos por parte de los gobiernos locales y regionales al disponer obligatoriamente de albergues, alimentación, atención en salud y demás víveres exigidos por los refugiados. El numeral 11, por ejemplo, dictamina en forma clara “proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad”. No es difícil pensar que los gobiernos operarán este racimo de atenciones, pero con dinero de los contribuyentes.
Además sería imperdonable no mencionar la esfera de la paz cuando se habla de “promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible y facilitar el acceso a la justicia para todos“: para 2023 y 2024 muchas naciones firmantes de la agenda hicieron caso omiso de estos preceptos y usaron su capacidad bélica acumulada para invadir territorios soberanos argumentando razones de nacionalismo, unificación, religión y seguridad interna. Escenarios como el Mar Rojo, Gaza, Israel, Taiwan, Guyana, Corea Norte o Ucrania indican que el planeta se convirtió en un polvorín y el cumplimiento de la agenda es cada vez más improbable. Hoy los temas principales son la preservación de la soberanía, imponer una posición de fuerza y control sobre el comercio mundial, irrigar la religión musulmana y atesorar los recursos energéticos que dan poder a las naciones.
Lo que inicialmente se constituía en fortaleza de la agenda, se convirtió en su talón de Aquiles porque ese anhelo de luchar contra todas las formas de delincuencia organizada y la reducción de la corrupción y el soborno en todas sus formas, se convirtió en la principal estrategia de muchas naciones para financiar el despliegue de sus fuerzas armadas.
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Algunas negrillas por Despejando Dudas
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