El procesamiento de los alimentos y las bebidas tiene su origen en la necesidad humana básica de combatir el hambre por medio de su conservación para así poder consumirlos de manera segura, sin deterioro de sus propiedades y sin riesgo en periodos mayores de tiempo.
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La región registra más de 47 millones de personas en situación de hambre
La historia de la conservación y de la inocuidad, está ligada a la historia de la industria alimentaria y a su vez a la lucha de la humanidad contra el hambre y las enfermedades generadas por la ausencia de bebidas potables o por el consumo de alimentos sin requisitos higiénico-sanitarios.
Por Santiago López, Director Ejecutivo para América Latina y el Caribe del Consejo Internacional de Asociaciones de Bebidas (ICBA por sus siglas en inglés)
En tiempos del coronavirus, América Latina y el Caribe tendrán la mayor contracción de la actividad económica en su historia, así como un fuerte aumento del desempleo, con efectos negativos en pobreza y desigualdad. Desde antes de la pandemia la región registraba a más de 47 millones de personas en situación de hambre y más de 190 millones enfrentaban inseguridad alimentaria moderada o grave.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, previo a la crisis sanitaria, uno de cada tres habitantes de la región, no tenía acceso a alimentos suficientes para subsistir, esto sumado a la compleja coyuntura actual en términos sanitarios y económicos que atraviesan los países, hace que los alimentos inocuos accesibles sean más importantes que nunca.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente cerca de 420.000 personas mueren a causa de las enfermedades transmitidas por los alimentos, y 600 millones padecen al menos una de los más de 200 tipos diferentes de afecciones relacionadas. Además, el Banco Mundial destaca que combatir contra estas, cuesta al menos US$ 100.000 millones. Como es recurrente, esta carga recae principalmente en los países de ingresos bajos y medios que ven afectada la salud y el bienestar de sus habitantes de más pobres.
En este contexto, los esfuerzos concertados en materia de inocuidad de los alimentos ayudarán a los países a facilitar y acelerar el comercio de alimentos y productos agrícolas, y por ende a mitigar las repercusiones socioeconómicas de la pandemia. Es aquí donde la industria de Alimentos y de Bebidas de América Latina y el Caribe se convierte en un actor fundamental en este propósito de promover la salud de las personas y la prosperidad económica.
Este sector tiene un encadenamiento productivo con subsectores de la mayor relevancia social y económica de nuestra región: agricultura, transporte, tiendas de barrio, turismo, entre otros, razón por la que una de las principales prioridades de los gobiernos es fortalecer su industria, a través de acciones como: la reducción al mínimo de las disrupciones en las cadenas de suministro, la armonización normativa y la facilitación del comercio de alimentos y bebidas, mejoras en los sistemas de producción y control de alimentos, la higiene, la resistencia a los antimicrobianos y el fraude alimentario, entre otras.
El 7 de Junio se celebra el “Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos”, promovido por la Asamblea General de Naciones Unidas y en este día desde la industria de bebidas queremos ratificar nuestro compromiso en este frente y hacerle un reconocimiento a los cientos de miles de profesionales que trabajan en este propósito humano dando su aporte en este camino donde los humanos luchamos desde el ámbito del saber y el desarrollo contra el hambre y los riesgos trasmitidos por los alimentos: Agricultores, Ingenieros de alimentos, tecnólogos, nutriólogos, microbiólogos, químicos de alimentos por mencionar algunos.
Atribución de imágenes: foto de anciano alimentándose creada por Foto de Thgusstavo Santana en Pexels y Premier Companies en Pixabay
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